Imagen de la ceremonia inaugural publicada por ChessBase |
Fotografía de El Mundo |
Ha comenzado en Chennai (India) la final por el título del campeonato del mundo de ajedrez entre Viswanathan Anan y Magnus Carlsen. Han sido muy numerosos los medios de comunicación que se hacen eco de la noticia, destacando la calidad y la amplitud del reportaje publicado por ChessBase y el artículo preparado por el diario "El Mundo" en su edición digital. Dado su interés os hemos incluido la noticia publicada por este último diario en su integridad. Esperamos que disfrutéis de su lectura.
NOTICIA DE "EL MUNDO"
"El peor jugador del mundo llamando al mejor jugador del mundo". Con esta frase el ajedrez, un juego milenario, alcanzó en julio de 1972 el epicentro de la geopolítica mundial. La pronunció el secretario de Estado de los Estados Unidos Henry Kissinger un segundo después de que Bobby Fischer, un jugador genial, excéntrico y desequilibrado, descolgara el teléfono.
"Estados Unidos quiere que vayas y ganes a los rusos", le dijo Kissinger a Fischer para convencerle de que viajara a Islandia a enfrentarse con Boris Spasski, campeón de la Escuela Soviética, que ensalzaba el ajedrez como prueba del dominio intelectual de su sistema. Fue el duelo del oeste contra el este, del individualismo contra el colectivismo, de la CIA contra la KGB. Fue la última vez que el ajedrez frecuentó las portadas de los periódicos y telediarios de todo el mundo. Fischer venció y fue recibido por multitudes en su Brooklyn natal.
Anand 'vs' Carlsen
El ajedrez no tiene hoy la relevancia política de entonces, pero el homenaje que los neoyorquinos dedicaron a su ídolo efímero es insignificante si se compara con el que los indios le dieron aViswanatham Anand, el actual campeón, que desfiló a lomos de un elefante. Anand, que tiene una de sus residencias en Collado Mediano (Madrid), se enfrenta esta sábado a Magnus Carlsen, un noruego joven que ha batido todos registros, entre ellos, el de mayor puntuación en el ranking, con 2872 puntos ELO.
El indio, conocido como 'el rápido de Madrás' -actual Chennai, donde se disputa la final-, apenas puede pisar la calle en su país, es un héroe nacional desde que ganó el campeonato del mundo en 2007. Carlsen, el Mozart del tablero, ha sido incomprensiblemente elegido por Cosmopolitan como uno de los hombres más atractivos del mundo. Gana, aproximadamente, 1,2 millones de euros al año en patrocinios, entre los que figuran bancos de inversión, despachos internacionales de abogados o firmas de moda, para las que realiza desfiles.
El duelo, casi inadvertido en España, será uno de los más seguidos de la historia por las retransmisiones en directo de las televisiones indias, país donde uno de cada tres varones declara jugar al ajedrez, al menos, una vez a la semana, según una encuesta que publica The Economist. Los jugadores se repartirán una bolsa de dos millones de euros.
Veteranía y juventud
Carlsen es el favorito para casi todo el mundo. La diferencia de edad -44 años el indio y 22 el noruego- aparece, según los expertos como elemento crucial en el match. Anand ya ha iniciado el declive de su carrera, mientras que el jugador nórdico no ha alcanzado aún su plenitud. Ambos son jugadores rápidos e intuitivos en el tablero, pero el noruego es "un paso más en la evolución", explica el nueve veces campeón de España Miguel Illescas. "Es casi un híbrido entre un hombre y una máquina", señala entre carcajadas el ajedrecista, que atiende a EL MUNDO desde Varsovia, donde participa en el Campeonato de Europa con la selección española.
Illescas, que fue el programador del ordenador de IBM que venció aGari Kasparov y que comentará la final en directo para chessclub.com en sus canales anglosajón y latino y para ajedrez21.com, define el ajedrez de Carlsen como "futurista". El campeón noruego "aplica los principios clásicos y los combina con el espíritu concreto que hoy nos da la informática", explica Illescas.
Magnus Carlsen.
Kasparov ha declarado en un artículo en Bussines Insider que, con todos los respetos hacia el campeón indio, prefiere que gane el noruego porque ve en él una oportunidad para que el ajedrez recupere popularidad, patrocinadores e impacto en la vida política.
Del esplendor y la intriga de algunos torneos apenas queda rastro. La historia de las finales de los campeonatos del mundo en el siglo XX es la historia del propio mundo y de sus conflictos. A Fischer le sucedió por incomparecencia un veinteañero del PCUS llamado Anatoly Karpov. El Politburó le encargó liquidar en los tableros al disidente Víktor Korchnoi, a quien la KGB impedía dormir. Karpov ganó, pero salió a su encuentro un joven azerbayano llamado Gari Kasparov, que se erigió en representante de las repúblicas y, más tarde, de la Perestroika. Las autoridades soviéticas suspendieron el duelo cuando Karpov iba a perder. Kasparov, ya su enemigo, le derrotó en Moscú en 1985 y, posteriormente en Sevilla, en 1987, en el duelo más igualado de la historia.
El juego de los sesenta y cuatro escaques es el epítome de las glorias, las miserias y los anhelos de las naciones. La moneda más utilizada en Estonia antes de la adopción del euro lleva el rostro dePaul Keres, uno de los jugadores más brillantes de la historia y símbolo de la resistencia de su país frente a la invasión rusa. Su casa, en el centro de Tallin, es un santuario.
Leyendas como Mijail Tal, como el cubano José Raúl Capablanca, un galán de padres españoles que acostumbraba a preparar las partidas importantes encamándose con alguna camarera, y a quien derrotó Alexander Alekhine, que se negó a darle la revancha y decidió consumir su vergüenza alcoholizado en Francia y España. En una de esas jaranas se enfrentó a un niño español llamado Arturo Pomar, que le firmó unas tablas. El franquismo lo utilizó como símbolo de su progreso. Pomar fracasó y acabó convirtiéndose en una caricatura del sistema moribundo como otros tantos niños prodigio.
Hoy el ajedrez ha cambiado de longitud y de latitud. Incluso de rivales: la inesperada caída de Kasparov frente a el IBM Deep Blue en 1997 fue el fin del reinado del hombre frente a la máquina. Hoy el ajedrez son el sonriente indio Anand, el precoz nórdico Carlsen. Pero también el ajedrez es Luke McShane, un Fischer de nuestros tiempos que ha dejado, el ajedrez profesional para trabajar en Goldman Sach.
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